domingo, 2 de junio de 2013

Sin parar de dormir


Hoy escribo tarde, y es que no puedo parar de dormir. Empecé ayer a las seis de la tarde, me he levantado a las diez de la mañana aunque salí de la cama a eso de las seis para tomar la fotografía del amanecer, he dormido siesta, y estoy con ganas de acostarme otra vez. ¡Y son sólo las seis y media de la tarde!

Hoy pongo también una fotografía de principios de primavera. Está tomada desde la ventana de mi antigua habitación, en la casa familiar. Me encantaba asomarme cada día y descubrir cuándo salían los brotecitos del árbol de flores rosadas: se acababa ya el frío. Y cuando el amarillo de atrás se ponía brillante, es que ya iba a hacer buenísimo.

Aquí, en el centro de la ciudad, la primavera se presiente en esas terracitas que sacan a las calles donde, al principio con abrigo aún, se sientan los más osados. Ahora ya hay mucha gente a todas horas en esas terracitas; es casi verano, esa estación en que entran ganas de hacer cosas sin parar, suponiendo que logre, claro está, despertarme...

A. López

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