miércoles, 31 de julio de 2013

El amanecer de ayer

...porque hoy me he quedado dormida. Y ayer me acosté prontísimo, por eso no lo puse en el blog; a eso de las siete de la tarde ya caí completamente. No sé qué me ha pasado, porque encima me he puesto peor de la alergia de nuevo. Ando algo preocupadilla, porque otros años creo que, a estas alturas, ya voy mejor de salud.

He recuperado todo el tiempo que le debía al reloj de la empresa. Comienza mañana otro mes, el de agosto, en el que sólo tengo el puente para viajar. El puente del día quince, desde el jueves hasta el domingo. Que quiero irme a París...

Bueno, a ver si mañana hago otra foto. Me encantaría que hubiera unas nubecillas en el horizonte. También puedo coger el metro muy temprano, llegar con tiempo a mi trabajo y hacer la foto desde allí, que también es bonita. Y luego tomarme unas porras con un café fuerte, en una churrería que hay allí. Podría ser un plan estupendo, y, ¡seguro que llego con más fuerza al trabajo!

A. López

domingo, 28 de julio de 2013

El amanecer más bonito desde hace días

Bueno, la foto hoy no me ha quedado muy bien, pero era bello el amanecer en esta mañana que ha sido fresquita, después de dormirse estupendamente en Madrid. El día despertaba poquito a poco bajo un manto de nubecillas y, mientras los últimos noctámbulos se iban recogiendo, los primeros madrugadores estrenábamos un día que, tal vez, presagiaba el otoño en mitad del esplendor del verano...

La vida es difícil, me encuentro algo más recuperada de mi cansancio después del fin de semana, pero, no sé, no acabo de cogerle esa ilusión a la vida que tenía hace poco. Y eso que me voy sintiendo más esperanzada en cuanto al futuro, el mío y el de todo el mundo; parece que, poquito a poco, España va a salir de esa crisis en la que anda, pero, no sé, hoy estoy triste. Muy triste...

A. López

sábado, 27 de julio de 2013

Sábado muy cansada y con fiebre

Hoy me he levantado bastante más tarde, como se puede apreciar por la fotografía. Es sábado, y creo que tengo esa enfermedad de los japoneses cuando trabajan demasiado, que hasta se mueren y todo; el karoshi. Estoy agotadita, me cae mal el café y sólo sobrevivo con bebidas energéticas, de las que intento tomar las menos posible, porque no conviene abusar, pero hoy ya llevo tres.

Al menos ahora, ya por la tarde, me siento algo más recuperada. Y dentro de dos días al trabajo de nuevo, al que voy con mucha ilusión pero muchas veces medio enfermita de mi alergia, cuando no alérgica del todo. No me acabo de recuperar aún, no... ¡Necesito otras vacaciones, aunque sólo sea una semana otra vez!

A. López

martes, 23 de julio de 2013

De nuevo esa luna


Parece cosa de magia, pero aparece y desaparece del visor de mi cámara esa esfera blanca, que a veces son muchas y más tenues. Como dije antes, leí un libro en que la protagonista entraba en el cielo por una puerta en la luna. Ahora la luna es más pequeñita que la primera vez; se ve que no soy tan buena y tengo más lejos lo del cielo... No sé, no sé yo...

Son fotos tomadas sucesivamente (ver la forma de las nubes), esta mañana, justo antes de ir a trabajar. Sé que me puedo morir, porque tengo una alergia descontrolada, pero hoy no me he sentido especialmente mal. Aunque me pasan estas cosas con la cámara últimamente...

A. López

domingo, 21 de julio de 2013

Impaciente por trabajar

Hoy me he despertado prontísimo, deseando que se haga de día. Hace frío, como he comprobado cuando he salido al balcón a tomar esta foto. Llevo un rato despierta, y todavía falta para el amanecer. En fin, que no pasan los minutos...

Ahora, tras una semana de descanso, el volver a ese trabajo de nuevo, a reencontrarme con la gente de allí. Parece que es poco tiempo, pero en una semana se desconecta bastante, y vuelve una como nueva. Y también tengo concedido el próximo puente, a ver dónde voy de viajecillo, si es que me animo a salir de Madrid, porque no sé si serán los años, pero ya da un poco de pereza...

A. López

martes, 2 de julio de 2013

Un atardecer desde el piso de abajo

Estoy no sé ni cómo, porque andaba estos días preocupada por las altas temperaturas, dado que mi hermano pequeño con su mujer y su bebé están en mi estudio, y no soy capaz de convencer a la familia ni para que se bajen al piso de abajo ni para que pongan un aire acondicionado (pagándolo yo).

Hoy, el bebé se ha puesto con treinta y ocho grados y coloradito, y ha acabado en el pediatra. He conseguido, parece, que su madre para que lo deje en la casa de los abuelos, que no es tan calurosa como un apartamento bajo el tejado.

Me he quitado un peso de encima... Y además, el atardecer de hoy es bonito; supongo que desde el estudio será espectacular, pero como están ellos no subo...

A. López