Tengo ese mal cuerpo de las decepciones, con tristeza y frío. Amanece otro lunes en que empieza una semana de lluvias, que hace de telón de fondo de mi pena y mi ansiedad. Tengo, sin embargo, la sensación de que si me pusiera en marcha de algún modo, haciendo algo que me alegre (aunque sea algo tonto, como tomarse una hamburguesa con mucha mostaza, que me encanta), dejaría de estar vencida por las circunstancias adversas. Crearía mi propia felicidad con pequeños pasos, aunque los amaneceres sean nublados por dentro y por fuera...
A. López
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